¿El cerebro es el responsable que nos enganchemos en relaciones tóxicas?, por María Laura García 

¿El cerebro es el responsable que nos enganchemos en relaciones tóxicas?

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Por Caraota Digital 6 Min de Lectura
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Por María Laura García 

La toxicidad es tan tóxica, ¡Ja, ja, ja, ja!, que podemos estar envueltos en relaciones de este tipo sin notarlo ¿No me crees? Pues sí, a veces, son tan sutiles que pueden pasar desapercibidas para muchos.

Y lo peor es que, nuestro cerebro es el responsable de esa falta de voluntad que hace que se conviertan en una “obsesión” cuando dicha relación toxica es amorosa; en “sumisión” cuando se trata de un jefe y en “estupidez” cuando son nuestros afectos o amigos los involucrados.

“Pajarito”, esto es contigo: Lo que ves como «una química de película» puede ser una relación tóxica. No es necesario llegar a historias de maltrato y abuso como la protagonizada por Johnny Deep y Amber Heard para considerar estar en una relación tóxica y sufrir con sus efectos perniciosos que, sin duda, merman nuestra autoestima y estropean nuestra salud mental.

¿Has vivido este tipo de situaciones?

Un ejemplo común, conoces a alguien que te gusta, se involucran a través de conversaciones de chat interminables, salen, comparten y te propone muchas cosas, pero cíclicamente, se pierde, esos ofrecimientos cumplidos son escasos y es frecuente que te deje en visto o cuando se ven exterioriza lo que llaman un estilo “agresivo pasivo”. A pesar de esto no hacemos nada, porque seguimos enganchados con este tipo de interacción sumidos en la esperanza de volver a experimentar lo agradable solo “de vez en cuando”. ¿Por qué? Porque esos momentos buenos son tan agradables que nos olvidamos de los malos que son la mayoría.

Como dirían los especialistas en psicología, ese “refuerzo intermitente” o «recompensa impredecible, aleatoria e inconsistente», hace que ese “enganche nocivo” se desarrolle y que sea difícil de superar. Y como escribí al inicio, el cerebro es el responsable que seamos víctimas de relaciones toxicas de diversa índole porque se establece en él, un circuito de recompensa que tiene por finalidad reforzar conductas para nuestra supervivencia como por ejemplo lo son el beber, comer, o reproducirnos, o cuando recibimos señales de aprobación y validación externas.

Lo anterior es terrible, porque en nuestro cerebro se crean las mismas conexiones con el “refuerzo intermitente” como las que se presentan con el uso de drogas ilícitas, puesto que, con la recompensa y el placer se liberan dopamina y serotonina.

La sensación de intranquilidad, de montaña rusa, es lo que da pie a la obsesión, pero además es un gran indicativo de que estamos ante una relación tóxica, tenlo siempre presente.

Las drogas te regalan de mala manera ese subidón en el momento y, después, está el bajón e incluso el síndrome de abstinencia. En las relaciones pasa exactamente lo mismo, los circuitos que se activan en el cerebro son prácticamente los mismos dicen los expertos.

Al principio de una relación, ya sea casual o formal, hay picos de emoción y bajones. Lo importante es mirar dentro de uno mismo y ver cómo nos sentimos en ellas, más medir cuándo los sentimientos son más fuertes que nuestra capacidad de actuar por nuestro propio bien e interés. Esos “subidones” deben estar acompañado por una sensación de paz de base, no solo cuando la persona está presente, también cuando no está, si no es así revisa tu relación, sea del tipo que sea. Revísate si experimentas una sensación de urgencia, de ansiedad, porque puede tratarse de una relación asimétrica en la cual una de los involucrados habla de sus expectativas y el otro no, en la que no hay límites, es decir, que no se señala en ningún momento lo que es sano para ambos y lo que no. Entonces, si todo se vale y se permite, fácilmente se puede llegar a la toxicidad.

Señales de alarma…

En las relaciones, cualesquiera que sean, insisto, puede haber algún conflicto, pero estos no deben quitarnos la tranquilidad de manera permanente.

Si estás en una relación de pareja, laboral o familiar y sientes que no puedes ser tal y como eres, que tienes que esconder una parte de ti porque crees que las otras personas no lo te van a aprobar abiertamente no lo hacen, tienes que revisarla dicha relación y analizarte tú, pues puede estar volviéndose tóxica.

Busca apoyo psicológico, para entender la raíz de ese posible enganche con la sana intención de poder salir de allí e incluso, evitar que se repita en el futuro. El autoconocimiento es esencial «tanto para no entrar o poder salir» de una relación de este tipo.

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